Encontramos un nuevo mensaje de salud que no se relaciona en nada con la comida o el ejercicio pero tiene mucho que ver con las personas.
Muchos de los mensajes básicos no han cambiado. Todavía es importante hacer ejercicio, comer más frutas y verduras y dejar de fumar.
Sin embargo, encontramos un nuevo mensaje de salud que no se relaciona en nada con la comida o el ejercicio pero tiene mucho que ver con las personas con las cuales compartimos (o no) nuestra vida.
Los expertos que respondieron a nuestra encuesta –quienes tienen los conocimientos más avanzados sobre la prevención de enfermedades– establecieron claramente que las relaciones saludables son sumamente importantes para la salud. Y recordemos que se trata de médicos. El 79% de los encuestados declaró que el aislamiento social constituye el perjuicio más importante o una desventaja extremadamente importante para la salud. Y, respecto de las estrategias de prevención, posicionaron tener interacciones positivas con amigos y familiares por encima de eliminar la mayor parte de las grasas saturadas de la dieta.
Tal vez una de las razones por las cuales la familia y los amigos son tan importantes es que nos ayudan a combatir el estrés y la depresión. Resulta sorprendente cuántos médicos mencionaron el estrés como un factor que contribuye a las enfermedades graves. De hecho, 83% de ellos dijo que vivir con estrés no controlado es el daño más importante o una desventaja extremadamente importante para la salud. Lo consideraron más peligroso aun que tener sobrepeso de 30 libras. (No es de extrañarse, entonces, que más de la mitad de los médicos sostenga que meditar o practicar otras técnicas de alivio del estrés es muy beneficioso para la salud). Consideraron que la depresión tiene una importancia considerablemente mayor que el colesterol elevado entre las condiciones con más potencial de ocasionar enfermedades crónicas.
¿A qué se debe esto? Sencillamente, lo que pasa en su mente y su corazón (esta vez en sentido figurado) afecta a su cuerpo profundamente. El estrés crónico disminuye el correcto funcionamiento del sistema inmunológico. Incluso hace que las vacunas sean menos efectivas. También incrementa los niveles de las denominadas hormonas del estrés, como el cortisol. Los niveles elevados de cortisol pueden causar dificultad para dormir, pero también pueden elevar la presión arterial, aumentar los niveles de azúcar en sangre e incrementar la grasa intraabdominal, esa grasa “mortal” de la que hablamos antes.
El estrés, la depresión y la soledad también tienen un efecto más obvio en cada persona a diario. Como dijo un médico: “El estrés mental, los conflictos y otros factores son las causas de la mayoría de las costumbres y los hábitos dañinos”. En otras palabras, los “otros factores” son no dormir lo suficiente, ser demasiado sedentario e ingerir demasiadas calorías, especialmente en forma de comida chatarra.
El estrés crónico también aumenta el riesgo de sufrir de depresión. Y si está deprimido, es probable que no haga ejercicio ni se alimente bien. La depresión con frecuencia va de la mano con una larga lista de enfermedades, desde problemas cardíacos hasta cáncer, y los médicos no siempre están seguros de si una causa a la otra. Pero sí saben que si sesufre de depresión y de una enfermedad grave, los síntomas de esa enfermedad suelen ser peores.
Si se tienen en cuenta los peligros del estrés y la depresión, es fácil ver por qué muchos médicos que respondieron a la encuesta recomendaron técnicas de relajación como la meditación, además de interacciones cotidianas positivas con otras personas. Otros médicos destacaron, en sus propias palabras, lo importante que es encontrar una actividad significativa o satisfactoria en nuestra vida, o creer en un propósito o un poder superior. Esto hace que no nos concentremos tanto en nuestras preocupaciones, además de brindarnos inspiración para la vida cotidiana. Tal vez no sea algo que su médico pueda recetarle, porque los doctores de hoy simplemente no tienen tiempo de profundizar en los asuntos relacionados con el bienestar emocional de sus pacientes, pero es posible que sea tan importante como tomar sus medicamentos.
Piense en su propia vida. ¿Tiene personas a las que puede recurrir? ¿Se levanta todos los días con una sensación de optimismo o determinación? ¿O se despierta desanimado pensando en todas las cosas que tiene que hacer, o sin sentir nada porque la verdad es que hace muchos años que dejó de tener fe en algo? Preste atención: nunca es demasiado tarde para interesarnos y entusiasmarnos por algo nuevo, o para acercarnos a los demás y establecer conexiones personales. Disfrutará de más beneficios de los que se imagina.
